Voy por el mismo camino de ayer, viendo por la ventana el paisaje, llueve, el cielo es gris y las gotas golpean el vidrio, llego a un lugar en que graniza, recuerdo un mal momento, una mala desición, eso que tanto me marcó y no me siento bien, me molesta, como dice Gabriel, esas cositas son como la piedrita en el zapato, que difícil es sacar esa piedrita, que difícil es olvidar el tema, saco mi libro y empiezo a leer, no leo el analisis de la obra de un crítico, solo quiero leer la obra, la creación, creo que eso me da más luz, me ilumina más, luego de leer un rato veo el paisaje nuevamente, Colombia esta llena de montañas, vegetación, me acostumbro tanto a ese color que en parte es lo que me hace vivir, las nubes se pasean junto a mí, son como las compañeras de mi viaje, me inspiran a sacar mi cuaderno ahora, a realizar las anotaciones debidas, mis pensamientos son reseñados, mi parnaso crece, mi diario latinoamericano engorda, aunque no es solo mio, lo dejo aquí, pero eso no es todo, es apenas una parte, no creo que lo mejor pero tal vez en eso se convierta, veo un paramo en la lejanía, unas pocas nubes blancas, el azul eterno que me encanta, lo guardo en mi memoria y siento que me hace crecer, como el viaje en el que estoy, el que hace poco emprendí, el sol también está al fondo, acariciando el nevado, derritiéndolo, calentándolo, la luz es perfecta, la vista también, este recuerdo debe ser calcado, una foto desde mi celular, un guiño de mi ojo derecho, un escrito más, una luz encendida, un foco, una vela, un fosforo interminable acaba de ser prendido, esas son mis luces, espero nunca se apaguen, nunca se extingan.
