PASEO DE LETRAS


Mi nuevo libro llegó, alguien venía del extranjero y le pedí el favor de traérmelo para tenerlo en mis manos y cabeza, me contó que pasó algunas travesías para conseguirlo, tiempo en el que pudo conocer algún otro lugar fue invertido en mi encargo, no me importa, quería tenerlo y tenía que aprovechar sus vacaciones, había esperado bastante, desde que supe que había sido escrito y además todo lo que duró el viaje de este personaje, hasta que por fin estuvo a mi lado, ese nuevo olor de las hojas traspasando la punta de mi nariz me ha inspirado, sus hojas son de un material diferente, fue áspero al principio, pienso que por todo lo que tuvo que pasar durante el recorrido, blando ahora, que lo conozco más y creo que será super liviano cuando lo termine. Lo empecé este fin de semana, cuando arribó, y me ha enseñado tanto, me ha dado tantas ideas que quisiera tener días de 48 horas para poder aplicarlas, creo que me he enamorado, pero es un amor transparente, me gusta tenerlo a mi lado y no quisiera que terminase, y sé que él me entrega todo lo que puede, sin egoísmos; lo llevo en el bus, lo leo en el parque y en mi oficina y se ha convertido en parte fundamental de lo que soy.
Sentimientos semejantes crean libros diferentes en cada una de las personas, amores y desamores, arrepentimientos y malos recuerdos, ganas de trabajar y descanso, paz, un montón de emociones que cada quien tiene dentro de sí, yo, con este encargo, con esta caja de delgadas instrucciones de vida me he convertido en una persona más apasionada. No todo puede ser traducido en este escrito pero sí una pequeña parte, esta que escribo y que espero también inspire a escribir a muchos más.

EL COLOR DEL ORO NO ES TAN DORADO


Los mineros estaban en la montaña, buscando lo que su patrón quería encontrar, lo que le había dicho la pitonisa que encontraría en esas tierras, muchos mineros untados de barro, blancos, mestizos y negros quedaban de un solo color, todos trabajando incansablemente y al unísono, apenas un chiflido les informaba que podían refrescar su garganta o alimentarse.

Muchos mineros le dijeron al patrón dónde seguir buscando, y allá exploraban, pero él no le siguió la corriente a uno, al más inadvertido, desgualamido y despistado; siguió el instinto de uno y de otro por creerlos sabios y nada encontraba, pasaba de terreno en terreno hollando el planeta sin buenos resultados, apenas pagando con comida a sus trabajadores, y ellos con la esperanza de encontrar el dorado de su patrón y también su dorado.

Pasaron algunos años y el patrón se quedó sin dinero y sin esperanzas, 12 personajes le indicaron lugares equivocados y él les hizo caso, más también hizo caso omiso a este hombre pequeño, nada se conocía de él más que su chica estampa y cara tímida, pero bueno en el golpear de la roca.

Nuevamente el pequeño hombre insistió en picar el lugar paradisiaco, y su patrón, perdidas sus esperanzas entre las lágrimas de sus ojos, no le apartó esta vez, ya que los más inocentes de entre los mineros querían hacer su último esfuerzo.

Entonces comenzaron a picar la montaña, con cantos de debilidad se abrían paso entre sales, piedras y minerales pero con una sincronía que antes no habían logrado. Hasta que por fin alguien gritó, un brillante se halló a sus ojos y todos golpearon ese lugar, y cada vez más hombres tenían sus ojos brillando y llorando, allí ocurrió, un coloso de oro puro apareció y por fin todos se vieron felices y navegantes en alegría.

Esa misma noche, cuando todos se reunieron para comer y celebrar su positiva exploración, buscaron al guía aquel que los había llevado a su riqueza, pero había desaparecido, buscaron en los huecos y en los pueblos cercanos, pero el pequeño que no fue tan pequeño al final no apareció, así que le hicieron un monumento.

Muchos pensaron que había sido un espíritu, otros dijeron: - ángeles nos han visitado. Y el patrón por fin entendió después de toda una vida de trabajar y buscar riquezas, que su atención se había dirigido hacia personas y cosas que no eran trascendentes, entonces dividió todo el oro entre sus trabajadores y también desapareció.

OÍDOS SIN MELODÍAS



La mujer era grande en su música, una soprano que fue reconocida en la ciudad, después en el país y luego en el mundo. Su tiempo era dedicado a la música, se movía de aquí para allá manteniendo los oídos de muchos ocupados, fascinados; en una de sus puestas en escena, un hombre la escuchó y se abrió paso entre el público cuando terminó para llevar su canto a sus protegidos, un lugar en que sordo-mudos no hacían más que leer y percibir su mundo a través de los otros tres sentidos que les quedaban, cosa fatídica para él pero proyecto sustancioso sería su resultado.
Todos los esperaban, cocinaron un banquete, postres e incluso nuevas obras de arte llenaban un cuarto de la fundación.

La mujer feliz y después de mucho tiempo conociéndolos (más de 300 personas, niños, ancianos, hombres y mujeres de todos los colores) se subió al escenario, ya preparada y encantada con su audiencia, inicio sus cantos, vientos de pocas pero alargadas letras comenzaron a salir de su garganta, la voz fue tan melódica como en sus veces anteriores pero un sentimiento más grande hirvió en su pecho, lo que se tradujo en fuego a los oídos de la fundación.

Todos sentados solo la veían abrir su boca con alguna clase de ritmo, hasta que algo empezó a entrar por sus orejas, algo invisible pero sentible, pequeños taladros de algodón comenzaron a penetrar su sordera y los cantos comenzaron a escucharse;

- ¡Milagro!

Gritaron los ancianos primero y los niños fruncieron sus cejas escuchando. Por primera escucharon gracias a esta melodía.

Desde entonces las personas de esta fundación volvieron a nacer, su bloqueo fue roto y una nueva vida fue resuelta para todos los que estuvieron allí, oídos sordos que comenzaron a escuchando.

AMOR CAPPUCCINO

Sobre todo pensaba, pero más que nada sobre ella, la mujer que acababa de conocer, fue un diluvio para su desierto, el sol de su cueva, de su noche sin luna. La vio sentada en un café, con la pierna cruzada, un libro y un cappuccino sobre su mesa, apenas entró la descubrió y sus ojos se abrieron, empezaba un deja vu de una vida anterior. Ella estaba mirando al infinito, perdidos sus ojos en los livianos lentes que llevaba sobre sus orejas, él sabía que ella lo reconocería por alguna razón, pero cuando se le acercó y se paró frente a ella, lo reconoció sin ninguna razón:

- Siéntate, te estaba esperando.

Y empezaron a hablar y empezaron a amarse como dos diminutas mariposas en un frasco, sin saber lo que hacían terminaron en un altar, dándose el último beso, el que los llevaría a la muerte, y después a otra vida, y después como siempre, al amor. Pero claro, esta historia no es solo de ellos, es de todos los que se arriesgan a vivir.

CUMBRE DE PAZ


Hace poco se realizó una cumbre por la paz en Bogotá, como sabemos el país pasa por una guerra interna abominable que determina el curso de la niñez, acaba con la virginidad de niñas y decolora la esperanza de nuestros ancianos junto con su vida. Asistí a algunos eventos y todo esto me hizo pensar y esclarecer más mis objetivos y verdades. 

No se trata de vivir sin memoria y justicia, viendo noticieros y vociferando acerca de lo que está sucediendo, se trata de ser un actor apasionado de lo que es correcto, se trata de volverse un protagonista sabio-social y armarse de palabras traducidas en armas de fe (Fe no significa quedarse esperando que algo bueno ocurra, significa creer y actuar bien); sea cual sea la profesión, carrera, trabajo o dedicación, hay que luchar por la ética y la estética comunitaria, así sea en los menores detalles, solo de esa forma se logrará lo que todo el país necesita. Yo escribo un poco y sé que esto mejorará mi visión y la de quienes leen esto.

RISAS ÁCIDAS


Conocí mi verguenza ayer cuando entré a una tienda por equivocación, porque ahí pude dialogar con la hipocresía, nunca la había visto y vivido tan de cerca, es incluso hermosa la muy vagabunda, con ojos saltones y labios carnudos, se burló de mi sencillez hablándome de su propia esencia, poder buscaba por doquier y tal vez en mí encontró un obstáculo, con un simple gesto la hice enterarse de su mal camino, nunca me olvidará, lo sé, pero yo tampoco la olvidaré. Durante mis 30 años de vida no había tenido una experiencia como estas con una persona ¿cómo el dinero puede volver ciego a un vidente? la sociedad no está corroida, son la peronas las que lo están. No me gusta hablar cuando cosas malas me inspiran, pero ahí estaba, la llamada hipocresía echando fuego por su boca y fue una gran experiencia, qué persona, no quiero imaginar lo que vive en realidad, lo que habla día a día, nunca, nunca quiero esos personajes en mi camino, me gusta la gente simple, por el hecho de que sin darse cuenta son más inteligentes, más sensatos, eso busco yo, esa es mi exploración universal, la sabiduría a través de la naturaleza, no la falsía identitaria del mundo que cree ser poderoso, eso busco, la sencillez, la real simpatía, y eso también quiero ser.

YOSOY


Muchos se preguntan durante su vida lo que son, ¿quién soy?, pregunta existencialista y tal vez una de las más hechas durante la vida. Para mí, y debido a una iluminación, hay que decirse uno mismo lo que es, escribirse, conocerse, por eso mediante esta exploración literaria escribiré un poco la respuesta a eso que soy:

Soy la luna llena, grande y rodeada de estrellas. Soy la selva, la jungla y la naturaleza, los dioses que habitan en ella y la oscuridad que la llena de terrorífico frío. Soy la grandeza del mar, su sal, sus olas golpeando los arrecifes con poder. Soy el viento que refresca la vida de los que necesitan un descanso, los pequeños remolinos que se arman llevando consigo las hojas que han caído de los árboles. Soy un volcán a punto de hacer erupción, lleno de un gigantesco sol líquido y que hacia la parte de afuera, expulsa humo en toneladas para el cielo. Soy las palabras de un chamán, un sabio, un erudito, los poemas de un poeta movido por el alma. Soy la fortaleza de un inventor y su intuición. Soy esa piedra preciosa escondida en las montañas que nunca será descubierta. Soy aquellas ciudades construidas hace cientos de años, abandonadas, desoladas y tranquilas. Soy un libro escrito en 4 años, soy la paciencia de un buen escritor, de un investigador. Soy la inocencia del niño que quiere aprenderlo todo, soy su jugar y reír inacabable, soy su fragilidad, soy la pureza de un recién nacido y la experiencia de un anciano de 90 años. Soy los pies y las piernas de un nómada. Soy la cima de una montaña y la vista desde allí. Soy unos dedos pequeños pero ágiles tocando el piano, soy la noche escuchando un saxofón bohemio en la ciudad. Soy aquel baile profundo que representa un pueblo. Soy autóctono de la tierra y hablo con el corazón.

DODGERS GRAFFITI


Noche de luna llena, con mucho frío, pocas nubes y mucho viento azotando la ciudad, silbidos creaba aquel aire entre las calles y avenidas. El chico iba solo, un gorro rojo y una maleta cargaba cuando por fín llegó allí, la pared que había escogido para pintar el graffiti, el boceto que tenía hace dos semanas en su cuaderno y que le gustaba tanto, palabras unidas a gente caricaturizada, colores y muchas líneas recorrían sus hojas.

Mientras lo hacía, miraba a los dos lados y atrás para correr en caso que la policía viniera, esto nunca pasó; lo hacía con el mayor cariño, su arte era muy conocido en el movimiento y tenía pocas críticas. Después se olvidó de todo lo externo, solo quedaron en su mundo el muro y la pintura que realizaba, sus aerosoles rayaban con perfección, su pasión inundaba el ambiente, su intensidad se podía reconocer a sus espaldas, él era veloz pero detallista, de pronto escuchó un susurro suave e incomprensible, entonces se detuvo, sabía que no había nadie y por eso no volteó a mirar, luego terminó.

La tarde siguiente fue a verlo, en la pared: un chico furioso con la gorra de los Dodgers, un arma blanca y la palabra “tercos” pintada sobre su pecho, ilegible. Él se sentía orgulloso, llamó a sus amigos y los invitó a ver su nueva composición, bebieron y se embriagaron escuchando música y cantando, exhaustos en la madrugada, se empezaron a ir, hasta que quedó solo él, le echó un último vistazo, se tomó el último trago de la botella de ginebra y se fue, se sentía firme pero iba tambaleándose.

Las calles estaban solas y empezaron a caer gigantes gotas desde las nubes, la luna ya se había escondido y el cielo estaba gris. Algunos truenos sonaron en la lejanía y cuando cayó agua sobre el graffiti este tomó vida, un chico con camiseta furioso y con un cuchillo ahora también habitaba las calles, caminó siguiendo los pasos de su creador, con energía, con un objetivo, hasta que lo alcanzó y nuevamente le susurró, esta vez el chico lo sintió real y volteó a mirar, allí estaban, frente a frente, el arte y su artista, dos chicos de gorra en medio de la lluvia, uno con aerosoles en su maleta, otro con el arma en su mano, los dos lavados.

      Sabía que vendrías por mí – dijo el artista.
      Y tú sabías que estabas degradando nuestra cultura – dijo su arte.

Y al bajar su cabeza y sintió el cuchillo clavándose en su corazón.

El joven artista no había tenido una vida digna, entre violaciones y la muerte de sus padres tuvo que presenciar en su niñez, su adolescencia de asesino y ladrón lo hizo entrar en razón por algún tiempo, entonces conoció el arte, pero nunca conoció la paz.

EL ÁRBOL INQUIETO

Un hombre después de trabajar decidió descansar a la sombra de un árbol y fumarse un cigarrillo, pero cuando se sentó para recostarse, el árbol se movió hacia atrás. El hombre pensó no haber calculado, entonces se acercó al árbol y nuevamente trató de recostarse, pero el árbol se volvió a correr. Se volteó, estiró su mano para tocar el tronco pero pasó lo mismo, el árbol se apartó, esta vez hacía un lado. Se tiró sobre él, lo persiguió e intentó cazarlo pero no pudo hacerlo. Duró toda la tarde buscando la forma de coger cualquier parte del árbol, y en la noche ya con ganas de comer algo, decidió volver al día siguiente para resolver este enigma.

En la mañana, mientras el hombre estaba trabajando, su esposa llegó hasta el árbol, sacó una manzana y decidió recostarse en él, al hacerlo el árbol se acomodó de tal forma que su columna y cabeza quedaron tan cómodas como en la cama de un castillo, durmió una siesta y cuando despertó, tomó el árbol, lo guardó en su bolsa junto a sus frutas y volvió a casa a hacer la comida para su familia.

Así como la naturaleza, la sabiduría abraza solo a algunas personas.

SEMILLAS DE MELODÍAS

La tierra era plana, como se pensaba que era en los tiempos de antaño, así fue en los primeros días. Además de mares y ríos, lo único que se había creado era una guitarra, hecha de madera, aunque ni los árboles existían. La guitarra estaba sola e inexpresiva y quieta, los vientos eran demasiado puros para moverla.

La tierra, después de algunos siglos viviendo tranquila, hizo brotar un minúsculo músico para que tocara la guitarra, las primeras melodías nacieron y los vientos empezaron a hacerse más fuertes. El músico siguió tocando, desaprendido de todo, sin pensar; las nuevas tonadas se mezclaron con el aire y de los sonidos empezaron a brotar aves diminutas, que salían de las cuerdas dando sus primeros aletazos, palomas, colibríes, ruiseñores y más pequeñas aves no dejaban de salir, revoloteaban sin cesar y crecían mientras se alejaban.

Cuando el músico aumentó la intensidad, águilas y cóndores se crearon, rápidamente abrían sus alas, y al hacerlo, se volvían gigantes y así se veían sobre el cielo, pero todos estos alados desaparecían sin dejar rastro.

El músico y la guitarra se hacían compañía pero aún así seguían solos, entonces decidieron, con la misma intensidad, cambiar de ritmo, crearon algo armónico lo que hizo nacer ángeles, tan luminosos que hicieron al músico cerrar sus ojos, así se concentró más, y más perfecta fue su melodía. Hasta que por fin nacieron los humanos; bípedos, caminantes, andantes, nómadas sin un rumbo ni fijación.

Cuando entraba en el siguiente éxtasis, el músico sintió sobre su guitarra el dedo corazón de un humano curioso, entonces se detuvo para siempre y los humanos dejaron de nacer para empezar a morir.