LA PALABRA ES UNA VIRTUD

Muchas palabras arden en el aire, aquellas buenas palabras que son exquisitas al oido y que cuando se pronuncian sanan el alma, calman, que bueno sería solo existir a través de ellas, que bueno es vivir solo tratando con ellas, los espacios estarían llenos de armonía, descanso, la inteligencia brotaría de la nada como lo hacen los arboles de la tierra, la sabiduría no se dentendría ni se escondería a cada uno de nosotros, pero para llegar a eso, hay que intentar hacer de las palabras virtudes, valores, sonidos que denoten música, calor en el frío, ardor en el hielo, frescura en verano, amor en el odio. ¿Cuántas veces no escuchamos malas palabras en la calle? las personas van pronunciándolas como respirando, sin vacilar, sin explorar su alrededor las expulsan, como sacando basura de sus cuerpos, como botando basura a la calle, esas mismas son las de los papelitos en las aceras de la ciudad, esas mismas son las de los conflictos, pero no digo que los conflictos sean malos, solo digo que cuando las palabras que se expresan son las más indicadas, las precisas, y a la vez están llenas de alegría y buena voluntad, esas palabras crean vida, desarrollan a las personas y hacen evolucionar; quienes piensan en decir cosas buenas, esas personas crecen en todo instante, no como por arte de magia, es que la vida premia las buenas palabras, y esas palabras llevan más allá de la sabiduría, un lugar que no se conoce pero que está flotando más arriba de los cielos, que es más dulce que la miel y más caliente que el sol; cuando nos conectamos con esas palabras podemos alcanzar niveles de percepción que no se pueden ver ni escuchar, tan solo andan rondando, esperando ser atrapados, cualquiera puede vivirlos, pero primero debe estar conciente de la palabra como una virtud, y luego, muy pronto, cosas irrealizables, ocurren.