Los
mineros estaban en la montaña, buscando lo que su patrón quería encontrar, lo
que le había dicho la pitonisa que encontraría en esas tierras, muchos mineros
untados de barro, blancos, mestizos y negros quedaban de un solo color, todos
trabajando incansablemente y al unísono, apenas un chiflido les informaba que
podían refrescar su garganta o alimentarse.
Muchos
mineros le dijeron al patrón dónde seguir buscando, y allá exploraban, pero él
no le siguió la corriente a uno, al más inadvertido, desgualamido y despistado;
siguió el instinto de uno y de otro por creerlos sabios y nada encontraba,
pasaba de terreno en terreno hollando el planeta sin buenos resultados, apenas
pagando con comida a sus trabajadores, y ellos con la esperanza de encontrar el
dorado de su patrón y también su dorado.
Pasaron
algunos años y el patrón se quedó sin dinero y sin esperanzas, 12 personajes le
indicaron lugares equivocados y él les hizo caso, más también hizo caso omiso a
este hombre pequeño, nada se conocía de él más que su chica estampa y cara
tímida, pero bueno en el golpear de la roca.
Nuevamente
el pequeño hombre insistió en picar el lugar paradisiaco, y su patrón, perdidas
sus esperanzas entre las lágrimas de sus ojos, no le apartó esta vez, ya que
los más inocentes de entre los mineros querían hacer su último esfuerzo.
Entonces
comenzaron a picar la montaña, con cantos de debilidad se abrían paso entre
sales, piedras y minerales pero con una sincronía que antes no habían logrado.
Hasta que por fin alguien gritó, un brillante se halló a sus ojos y todos golpearon
ese lugar, y cada vez más hombres tenían sus ojos brillando y llorando, allí
ocurrió, un coloso de oro puro apareció y por fin todos se vieron felices y
navegantes en alegría.
Esa
misma noche, cuando todos se reunieron para comer y celebrar su positiva
exploración, buscaron al guía aquel que los había llevado a su riqueza, pero había
desaparecido, buscaron en los huecos y en los pueblos cercanos, pero el pequeño
que no fue tan pequeño al final no apareció, así que le hicieron un monumento.
Muchos
pensaron que había sido un espíritu, otros dijeron: - ángeles nos han visitado.
Y el patrón por fin entendió después de toda una vida de trabajar y buscar
riquezas, que su atención se había dirigido hacia personas y cosas que no eran trascendentes,
entonces dividió todo el oro entre sus trabajadores y también desapareció.